Alrededor del tiempo en que Kai tenía 4 meses, mi prima desafiada (** tos ** Brenda ** tos **) me aconsejó que comprara un gorila para Kai. Siendo el primer padre bebé que soy, lo busqué en Google, leí decenas de reseñas, vi videos y en unos 30 minutos; quizás menos, hice la compra. Dos semanas después, Kai estaba sentado en su gorila y lo odiaba. Lo primero que me vino a la mente fue que me sirvió para seguir los consejos de un familiar desafiado. Pero como la mayoría de las cosas en la vida, el tiempo era la clave. Unos días más tarde, Kai estaba de vuelta en la hamaca y la amaba. Salta cuando está feliz y salta cuando está enojado (llorando, gritando pero aún saltando). Aquí lo vemos borracho saltando
Semana 23 de 2013: Kai se levanta para dormir
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